Quisiera contarles algo sobre mí...
Hace muchos años construía grandes edificios tipo fortaleza, vehículos de guerra y naves espaciales. Aunque para muchos solo eran escobas pegadas con cinta, o cartones con botones y pantallas dibujadas con plumones, para mí eran construcciones que ayudarían a mis vecinos, al igual que los ingenieros que admiraba ayudaban a sus seres queridos y amigos.
Así pasé mi niñez, soñando con terminar el colegio y comenzar a estudiar INGENIERÍA para construir naves espaciales.
Inicié mi experiencia profesional en ventas de equipos electrónicos industriales (PLC, sensores, etc.), y fui creciendo en esa área hasta llegar a vender servicios de automatización e instrumentación para plantas industriales.
Un día, en una visita comercial a una contratista minera, me comentaron que no solo necesitaban un servicio de instalación y configuración de tableros, sino también la instalación de cableado, canalizaciones y algunos trabajos civiles. Era un proyecto completo.
Me sentía muy emocionado, era mi primer proyecto. Mientras leía las bases del proyecto, me acordaba de cómo construía mi nave espacial cuando era niño y de todo lo que soñaba hacer después de acabar el colegio.
Toda esa alegría se esfumó de golpe cuando me dijeron que un ingeniero con más experiencia en venta de proyectos se haría cargo de la venta y ejecución del proyecto. Simplemente me sacaron con la explicación de que no tenía la experiencia necesaria y que debía seguir encargándome de los servicios.
Siendo sincero, esta decepción me hizo perder la motivación por seguir haciendo mi trabajo. Ya no me levantaba con ganas de ir a la oficina, ni de visitar clientes, ni siquiera de celebrar después de recibir órdenes de compra. No le encontraba sentido a lo que estaba haciendo.
Quisiera contarles que me llené de valor y renuncié para buscar construir grandes proyectos; pero no pasó nada de eso. Seguí en esa empresa algunos años más, esperando mi gran oportunidad de ingresar a los grandes proyectos. Nunca llegó esa oportunidad. Esa relación laboral no terminó bien.
Todo cambio, aunque sea a la fuerza, trae oportunidades que debes aprovechar.
Un día, conversando con un antiguo cliente sobre la decepción que tuve, me dijo: “nadie compra un proyecto a alguien que tenga los zapatos limpios y que nunca haya pisado una obra, si quieres comenzar en los proyectos, tienes que estar en obra”.
Esa conversación fue el inicio de mi aventura en los proyectos electromecánicos en plantas mineras, de los que les contaré en otra publicación por temas de límites de palabras del linkedin.
La enseñanza que quiero compartirles es que no esperen a que las cosas se compliquen para comenzar a vivir sus sueños. Comiencen desde donde se encuentren, que su esfuerzo encontrara el camino.
Así pasé mi niñez, soñando con terminar el colegio y comenzar a estudiar INGENIERÍA para construir naves espaciales.
Inicié mi experiencia profesional en ventas de equipos electrónicos industriales (PLC, sensores, etc.), y fui creciendo en esa área hasta llegar a vender servicios de automatización e instrumentación para plantas industriales.
Un día, en una visita comercial a una contratista minera, me comentaron que no solo necesitaban un servicio de instalación y configuración de tableros, sino también la instalación de cableado, canalizaciones y algunos trabajos civiles. Era un proyecto completo.
Me sentía muy emocionado, era mi primer proyecto. Mientras leía las bases del proyecto, me acordaba de cómo construía mi nave espacial cuando era niño y de todo lo que soñaba hacer después de acabar el colegio.
Toda esa alegría se esfumó de golpe cuando me dijeron que un ingeniero con más experiencia en venta de proyectos se haría cargo de la venta y ejecución del proyecto. Simplemente me sacaron con la explicación de que no tenía la experiencia necesaria y que debía seguir encargándome de los servicios.
Siendo sincero, esta decepción me hizo perder la motivación por seguir haciendo mi trabajo. Ya no me levantaba con ganas de ir a la oficina, ni de visitar clientes, ni siquiera de celebrar después de recibir órdenes de compra. No le encontraba sentido a lo que estaba haciendo.
Quisiera contarles que me llené de valor y renuncié para buscar construir grandes proyectos; pero no pasó nada de eso. Seguí en esa empresa algunos años más, esperando mi gran oportunidad de ingresar a los grandes proyectos. Nunca llegó esa oportunidad. Esa relación laboral no terminó bien.
Todo cambio, aunque sea a la fuerza, trae oportunidades que debes aprovechar.
Un día, conversando con un antiguo cliente sobre la decepción que tuve, me dijo: “nadie compra un proyecto a alguien que tenga los zapatos limpios y que nunca haya pisado una obra, si quieres comenzar en los proyectos, tienes que estar en obra”.
Esa conversación fue el inicio de mi aventura en los proyectos electromecánicos en plantas mineras, de los que les contaré en otra publicación por temas de límites de palabras del linkedin.
La enseñanza que quiero compartirles es que no esperen a que las cosas se compliquen para comenzar a vivir sus sueños. Comiencen desde donde se encuentren, que su esfuerzo encontrara el camino.